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Iñaki OLAZABALAndoain 1959 El Cinc es un metal de aspecto frio, extraño, austero, inalterable ante el paso del tiempo… En suma, nada propicio para la creación artística. A modo de hazaña o de sueno de ligereza, un día el escultor Iñaki Olazabal decidió vincular y condicionar su carrera a esta material tras quedar impactado al descubrir, por azar, los tradicionales tejados cincados de Paris. Desde entonces, en su taller de Zumaia, el artista recorta, ensambla y suelda placas de cinc que se convierten, según su inspiración, en Santuarios, Mascara, Vigilante o Maternidad. Sus esculturas presentan formas geométricas y desnudas, a caballo entre arte povera y expresionismo lirico. Evocan la naturaleza, la espiritualidad o lo humano y nos remiten al sentimiento de nuestra mirada, entre certeza e inquietud, felicidad o tristeza. Obras desnudas y minimalistas cuya superficie metálica, avivada por la soldadura y barnizada por el acido, da testimonio, tal vez inconscientemente, del impacto del sufrimiento que también marca la vida del artista. Las obras de Olazabal, monumentos intemporales o megalitos modernos, poseen una fuerte personalidad e inspiran, mediante su enigmática presencia, una reacción emocional que sugiere la dimensión más poética de la escultura contemporánea vasca, heredad del grupo GAUR.
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