SOLORZANO
San Juan de Luz 1937
“PARTO DE LA REALIDAD HUMANA, de la cual tan solo retengo algunos elementos.”
Edouard Solorzano, hombre de gran discreción, sintetiza en pocas palabras la búsqueda y las ideas que guían su vida como artista desde hace más de cuarenta años. Modelando la tierra o dibujando, el escultor trabaja y busca la emoción estética, fundamentalmente en la representación de la figura humana autentico tema predilecto de su inspiración.
Sus obras, trabajadas en bronce, modeladas en gres o plegadas en metal, se ponen al servicio de un repertorio a menudo académico (la pareja, la maternidad, el desnudo…). Dejan presagiar, como sugería Pierre Espil en referencia a Edouard, “la armoniosa dulzura de Maillol, cercana a los abstracto”. Para desmarcarse del clasicismo, Solorzano también sabe inspirarse en las formas intemporales y depuradas de la escultura arcaica o primitiva, que aportan a sus obras personalidad y una gran vitalidad mediante el equilibrio y la armonía de los volúmenes. Jugando con el modelado de lo relieves, con los espacios llenos y los vacios, el escultor reinterpreta la figuración tal y como lo hicieran antes Henry Moore o Alexander Archipenko.
En cada creación, forma y contenido coinciden de manera coherente, se descubren desde distintos ángulos y traducen con gran acierto la interioridad de la exterioridad. Este artista inquieto y minucioso trabaja y crea une figuración desnuda, de gran expresividad. Según sus propias palabras, “transpone lo real para hacer resurgir la vida”.